Comunicar no es postear

Uno de los errores más comunes con el que nos encontramos cuando trabajamos con organizaciones con impacto social, es creer que la única forma de difundir acciones o conectar con su comunidad es publicar contenido en redes sociales. Se suelen destinar muchos recursos (más de lo que se tiene) en fotos, videos, stories… que obedezcan a la lógica del algoritmo. Obviamente representan un canal muy importante en la actualidad, pero no es el único. Es importante comprender que las redes sociales deben adaptarse a nuestras necesidades y objetivos, y no al revés.

Al destinar tanta energía y tanto tiempo en el posteo ideal, estamos descuidando (muy probablemente) otro aspecto de nuestra organización que resulta más fundamental en el camino hacia nuestra misión. Acá no decimos, entonces, que hay que cerrar cuentas y salirse de las redes, para nada. Pero si advertir que si no le podemos dar el tiempo que requieren, es mejor pensar en otras alternativas o seleccionar una/dos que realmente necesitemos en lugar de estar en todas las redes que existen.

La comunicación y la difusión de nuestras acciones también pueden darse por otros medios. Incluso el objetivo de crear una comunidad activa y que nos apoye, puede lograrse por fuera de instagram y tiktok.

Parece que nos hemos olvidado de lo presencial, la conversación cara a cara y la visita a oficinas amigas. Estas acciones también son parte de nuestra comunicación y todavía son muy potentes. El envío de mensajes directos, cartelería y señalética, medios tradicionales, la presencia en foros y conversatorios, encuestas, o la explicación informal a un amigo sobre lo que hacemos, son canales que también debemos tener en cuenta cuando planificamos estratégicamente nuestra comunicación.

Más cerca de las redes sociales, pero también invisibilizados en algunas ocasiones, encontramos el envío de correos electrónicos, los sitios web, foros y comunidades online, plataformas de videojuegos, blogs, podcast, obras de arte, si… hay muchas formas de comunicar por fuera de las redes sociales. Considerar estas opciones no solo es importante por un tema de recursos, sino que además, probablemente logremos un mejor impacto o alcance.

La comunicación es mucho más grande que las redes sociales, éstas solo son un canal (muy importe, es cierto), pero hay que tener cuidado de no descuidar otras acciones (de conservación o transformación social por ejemplo), solo por tener más “me gusta” y “seguidores”. Podemos difundir lo que hacemos y conectar con cierto público por otros medios. A veces, no subirse a la ola del momento y desobedecer la tirana lógica del algoritmo puede ser el camino del cambio.