El agroturismo como creador de vínculos y facilitador de la reconexión
Nacido de la fusión de dos sectores en los cuales el medio ambiente y el ser humano están en el centro del modelo, el agroturismo ha mostrado un cierto potencial en los últimos años. Con un aspecto rústico y auténtico que atrae al mercado en búsqueda de inmersión en el campo, esta forma de turismo alternativo muestra sobre todo un potencial real para el desarrollo turístico tanto económico, social y cultural de los territorios. Para destacar su potencial en el corazón de los modelos sostenibles y regenerativos de turismo, Emilie Couillard, co-fundadora de Exquisito Perú, me acompaña en esta reflexión presentando su proyecto, una organización de cooperación internacional constituida en Canadá, pero con sus acciones en Perú, la Fundación Impact Eat.
Antes de iniciar esta dinámica reflexiva, ¿puedes presentar Impact Eat, su esencia, así como su visión?
E.C.: La Fundación Impact Eat tiene como objetivo apoyar a los pequeños productores en su actividad diaria, sensibilizarlos y formarlos en la actividad agroturística sostenible. Trabajamos en estrecha colaboración con varios agricultores de Perú para mostrar con gran orgullo, su región y sus productos a los visitantes locales e internacionales. Nuestra misión es apoyar a los pequeños productores ayudándoles a mejorar sus condiciones de vida mediante actividades de agroturismo, así como comercializando su producción.
Una estrategia de diversificación para los agricultores y las zonas rurales...
Últimamente, el modelo de destino con actividad económica exclusivamente turística ha sido fuertemente cuestionado con muchas estructuras que se han visto obligadas a buscar una alternativa económica para sobrevivir a la ausencia de turistas. De su lado, el agroturismo presenta un modelo de diversificación económica que permite al sector turístico enriquecer el territorio, en vez de crear dependencia y carencia.
Por tanto, representa también una fuente de ingreso no despreciable para los agricultores, que les permite tanto perpetuar sus actividades como compartir sus conocimientos. Esta diversificación económica se presenta tal como un nuevo vínculo responsable y sostenible entre el agricultor y su territorio, a través del sector turístico.
¿Cómo integra la fundación Impact Eat a los productores locales en una estrategia de diversificación a través del agroturismo?
E.C.: Decidimos crear la Fundación Impact Eat en estrecha colaboración con Exquisito Perú. Uno de los principales objetivos de Impact Eat es formar a los productores para que puedan utilizar el turismo como herramienta de desarrollo. Es decir, generar una nueva actividad económica, complementaria a la propia, ofreciendo experiencias auténticas y únicas, de distinta duración, siempre en función de la capacidad de cada individuo. Al abrir las puertas de sus tiendas y campos a los turistas, los productores permiten a los visitantes descubrir su mundo y comprender sus actividades, generando a la vez una nueva fuente de ingresos, tanto por el turismo como por la venta para su producción que pueden promover directamente a los visitantes. Exquisito Perú se encargará de comercializar las experiencias creadas, pero también los productos en su tienda.
Tejedor cultural y agitador de consciencia...
El agroturismo forma parte de un enfoque de turismo consciente a través de lo que expongo como un turismo de cuatro impactos: económico, social, ambiental e individual. Dado que las personas están en el centro de la experiencia turística, es importante tener un impacto positivo en ellas.
El agroturismo crea vínculos entre el turista y el agricultor, pero también entre el turista y el territorio, en su esencia cultural y ambiental. Se sumergen en una experiencia agrícola, pero sobre todo descubren historias, rostros, paisajes, costumbres y manera de vivir. Consumen un producto lleno de sentido, con un simbolismo y un significado importante dentro del territorio que los invita.
¿Cree que el agroturismo permite una cierta reconexión del turista con su consumo tanto alimentario como turístico?
E.C.: ¡Absolutamente! El slow travel, el regreso a las zonas rurales, el aprender a apreciar lo que la madre naturaleza nos ofrece, y el comprender que somos dependientes de ella, son aspectos que experimentará el visitante que practique el agroturismo. El hecho de vivir una experiencia en el campo y de ver las fases de producción de un producto que se puede consumir todos los días cambiará por completo la perspectiva del visitante sobre este producto. Sin olvidar el encuentro con el agricultor, este intercambio generará empatía y sensibilizará al visitante. Uno de los impactos que esperamos ver como resultado de la difusión del agroturismo en Perú, especialmente entre los visitantes locales, es una mejor comprensión de cómo llegan los alimentos al plato del consumidor. Esto les permitirá comprender la importancia de promover el comercio equitativo, y también les permitirá valorar el producto y el trabajo del agricultor.
Un modelo a replicar o inspirar...
Al presentar un modelo económico de diversificación de la actividad, una cierta conciencia de la conservación medioambiental, así como la preservación cultural a través de la transmisión de historias y conocimientos rurales, el agroturismo trasciende ciertas problemáticas del turismo post-covid. Más bien, el agroturismo presenta sobre todo una visión más holística de la actividad turística en un territorio, contribuyendo al mejor turismo del mañana.
Modelo a replicar o mentalidad a inspirar, este tipo de turismo nos permite estar en el centro de un proceso de valorización y regeneración del destino más que de un simple sector económico.
Bastante desarrollado en Canadá... ¿Qué perspectivas tiene el desarrollo del agroturismo en el continente latinoamericano?
E.C.: Me inspiré mucho en mi experiencia personal en Canadá para pensar en el conjunto de programas que implementaremos con Impact Eat a lo largo del tiempo, especialmente para el desarrollo del mapa agroturístico del Perú y la división de los tipos de servicios ofrecidos. Sinceramente, creo que Perú, e incluso varios países latinoamericanos, tienen un enorme potencial que todavía está muy poco explotado, y es precisamente este desarrollo el que queremos sacar a la luz. Lo más importante para nosotros es implicar y formar a las comunidades locales para que puedan gestionar este nuevo ecosistema y hacerlo suyo. Queremos trabajar con varias comunidades y por regiones, para que el territorio se desarrolle como un todo y se evite tener varias pequeñas iniciativas dispersas por el territorio. Por último, esperamos fortalecer las identidades gastronómicas locales a través del agroturismo y compartir nuestra pasión con las comunidades.
Práctica sostenible, ambición regenerativa, optimización económica y territorial, así como conciencia sociocultural y medioambiental, el agroturismo se presenta hoy como un creador de vínculos y facilitador de la reconexión entre el humano, la naturaleza y la identidad territorial.
Foto: Gentileza Co'ox Mayab